6 de julio de 2012

Oche Califa

Decimales 


 ¡Qué tranquilo va ese piojo
sobre el lomo del león!
Tiene aplomo y decisión
al prenderse como abrojo!
Es gran domador, pero ¡ojo!,
que si el felino se enoja,
su sangre se vuelve roja
y ruge que es un contento.
¡Y entonces sí, lo lamento,
porque la cosa se empioja!


¡Dónde se ha visto que un pato
vuele mejor que un halcón!
Pero hubo un pato chiflón
que cual deportista nato
se esforzó en todos sus ratos
hasta estar bien entrenado
Desafió al campeón alado
a una carrera de aliento
y con ayuda del viento
el pato salió empatado


A la sombra de un cerezo
se reencontraron dos pavas.
Se dieron, tan finas damas,
a su manera dos besos
y empezaron, pan y queso,
una charla prolongada.
Hicieron una ensalada
de chismes y habladurías
que fueron, como diría,
pavadas, puras pavadas.


 Una mosca muy ladina
se metió en un restorán
tras el aroma de un flan
que venía de la cocina
Y, como usted se imagina,
anduvo de plato en plato,
defendiéndose a lo gato
de manotazos y palmas
Y después pidió con calma:
"Por favor, mozo, un moscato"


 Cayeron al mediodía
a la casa de una avispa
dos bichos ojos de chispa
vendiendo mil chucherías.
“¡Mire qué mercadería!
¡La traemos importada!”
Mas la avispa, desconfiada,
se plantó que no y que no,
y uno al otro murmuró:
“Esta avispa... esta avispada”.


 Un baile de ambiente chato
en la selva discurría.
Ni jarana, ni alegría,
según recuerda el relato.
Dijo un cuervo: “Ya hace rato
que no hay ocasión de nada”.
En eso, de una enramada
se descolgaron tres monos
y al baile le dieron tono
porque eran una monada. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

Seño esta es la hay que copiar

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