29 de diciembre de 2009

Rigoberta Menchú Tum

La Dra. Rigoberta Menchú Tum es una mujer indígena k'iche', que se ha destacado por su liderazgo al frente de las luchas sociales en el ámbito nacional e internacional, trayectoria que fue reconocida en el año 1992 con el Premio Nobel de la Paz, siendo hasta el momento la persona más joven en recibir este reconocimiento.
Desde los diez años tuvo una intensa actividad religiosa, participando como mujer maya, como catequista en actividades de pastoral en su comunidad. Conoció las injusticias, la discriminación, el racismo y la explotación que mantienen en la pobreza extrema a miles de indígenas en Guatemala. La miseria la obligó a buscar sustento en la capital del país, para ayudar a sus padres y hermanos, pero fue en las comunidades indígenas donde aprendió a defenderse organizándose. Durante la violencia armada perdió a su padre don Vicente Menchú en la quema de la Embajada de España , a su madre doña Juana Tum, quien fue secuestrada- desaparecida, y a su hermano Víctor quien fue asesinado por el Ejército de Guatemala.


Desde muy joven se involucró en las luchas reivindicativas de los pueblos indígenas y campesinos lo que le valió persecución política y el exilio. En el año 1979 fue miembro fundadora del Comité de Unidad Campesina -CUC- y de la Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca -RUOG-, de la que formó parte de su dirección hasta 1992. En el año 1988 regresó a Guatemala y fue detenida. En esas circunstancias conoció a Nineth Montenegro, quien a través de la organización Grupo de Apoyo Mutuo -GAM- y la presión de miles de estudiantes universitarios le ayudó a que la liberaran.
Tuvo una participación activa en la ONU, asistiendo a las sesiones anuales de la Comisión de Derechos Humanos, a las sesiones de la Comisión de Prevención de las Discriminaciones y Protección de las Minorías y fue parte del grupo de trabajo sobre poblaciones indígenas.


La plataforma del Premio Nobel le permite continuar impulsando importantes iniciativas, tanto nacionales como internacionales, tal como la creación de la Iniciativa Indígena por la Paz. Fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la ONU para el Año Internacional de los Pueblos Indígenas, en la Conferencia Mundial de Derechos Humanos de Viena, Austria; junio de 1993 y el año 1996 fue nombrada Embajadora de Buena Voluntad de la UNESCO.

Junto con sus colaboradores más cercanos constituyeron la Fundación Vicente Menchú que posteriormente toma el nombre de Fundación Rigoberta Menchú Tum, de cuya institución es presidenta y a través de la cual ha apoyado a las poblaciones más necesitadas con proyectos de educación, productivos y de infraestructura.
La Dra. Menchú Tum ha sobresalido por su compromiso con la justicia impulsando a través de su Fundación diversos casos que buscan el acceso a la justicia para las víctimas del genocidio cometido en Guatemala, así como la defensa de las víctimas de discriminación y racismo.


Ha recibido decenas de reconocimientos nacionales e internacionales, entre los que destacan el premio de la UNESCO “Educación para la Paz “ en el año 1990, la condecoración "Legión de Honor en el máximo grado de Comandante", recibida de manos del presidente francés Jacques Chirac; 20 de junio de 1996 y el premio Príncipe de Asturias de Cooperación Internacional en el año 1998.
Se ha hecho acreedora de más de 30 Doctorados Honoris Causa, en distintas universidad del mundo, incluyendo la Universidad de San Carlos de Guatemala, en el año 1996.
Rigoberta Menchú Tum tiene en su haber la publicación de varios libros, tales como "Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia", libro testimonial publicado en 1983, que ha sido traducido a más de doce idiomas y ha merecido decenas de reconocimientos internacionales, el libro “ La nieta de los Mayas” publicado en el año 1998 y en los últimos años ha publicado los libros para niños: “Li Mi'n, una niña de Chimel” y “El Vaso de Miel”.


Su compromiso con Guatemala le llevó a participar activamente en la firma de los Acuerdos de Paz en Guatemala entre la Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca -URNG- y el Gobierno de Guatemala y posteriormente acepta la invitación para constituirse como “Embajadora de Buena Voluntad de los Acuerdos de Paz”, puesto que desempeñó hasta este año 2007.
Rigoberta Menchú Tum, casada, madre de un hijo, indígena maya k'iche', es probablemente la guatemalteca más conocida internacionalmente.




Fuente: Fundación Rigoberta Menchú Tum

Operaciones aritméticas - Cálculos combinados

ACTIVIDAD 1


Para festejar los cumpleaños del mes, la maestra compró un paquete de 82 caramelos. Quiere que cada uno de sus alumnos y los hermanos de los que cumplen ese mes reciban una bolsita con caramelos. Ella piensa poner 5 caramelos en cada bolsita.

a. Algunos chicos dicen que le alcanzará para más de 20 bolsitas. Otros dicen que seguro alcanzará para más de 10 bolsitas. ¿Ustedes qué piensan?

Sin hacer cuentas, expliquen cómo lo pensaron.

b. La maestra se da cuenta de que no tiene suficiente cantidad de caramelos para darle 5 a cada chico. Puede darle una bolsita a cada invitado sólo si pone 4 caramelos en cada una.

Un chico del grupo dice que los invitados son 20. ¿Les parece que tiene razón?

¿Cuántos caramelos sobran si los reparten de esta forma?

c. Si las bolsas se hacen con 6 caramelos, ¿cuántas bolsas pueden hacerse? ¿cuántos caramelos sobran en este caso?

d. Si los chicos invitados fueran más de 20 y menos de 30, ¿cuántos caramelos como máximo se podrían poner en cada bolsita, para que todos recibieran la misma cantidad?

De esta forma, ¿cuántos caramelos sobran?

ACTIVIDAD 2

Al día siguiente de la fiesta, la maestra propuso seguir pensando ...

a. El número 48 no es múltiplo de 5. ¿Por qué? 

- Entre los números del 10 al 99, ¿para cuáles de ellos sobra 1 en la división por 5?

¿Para cuáles sobra 2? ¿Para cuáles 3? ¿Y 4? ¿Para cuáles no sobra nada? Escriban una frase con las observaciones que puedan hacer y compárenlas con las de sus compañeros.


9 de diciembre de 2009

Índice


Quiero un índice en mi blog!

Lola Mora

Lola Mora o Dolores Mora Vega  nacida en el año1866fue una artista argentina, especializada en escultura.
A los veinte años estudió bellas artes en la provincia de Tucumán con el pintor italiano Santiago Falcucci, quien comenzó a brindarle clases particulares.
Continúa sus estudios luego en Roma, Italia, país en donde tuvo como principal maestro a Giulio Monteverde.
El gobierno argentino le encargó numerosas obras. Por ejemplo, en 1900 le encargó los bajorrelieves que luego adornarían el patio de la Casa de La Independencia en San Miguel de Tucumán.
Aunque su capolavoro u obra más relevante causó polémicas moralistas, en efecto, al concretar en 1903 su monumental Fuente de las Nereidas por encargo de la Municipalidad de la ciudad de Buenos Aires, la sociedad aún "victoriana" consideró "licenciosas" y "libidinosas" las esculturas que mostraban (y muestran) alegremente sin recatos los cuerpos desnudos emergiendo triunfalmente de las aguas.
La obra escultórica recién mencionada tuvo su primer emplazamiento a poca distancia de la Casa Rosada, pero, la presión de las "ligas moralistas", que además de quejarse de los desnudos de la obra no toleraban verla trabajar en pantalones en su taller, obligaron su traslado a un lugar entonces alejado: la Costanera Sur (en donde aún se encuentra tal escultural fuente). Desde esa época comenzó a padecer una suerte de ostracismo, aunque pudiendo irse de su país prefirió quedarse en su tierra.

Fuente de las Nereidas, Buenos Aires.
Además de las obras escultóricas antes citadas, son de relevancia la escultura de la Independencia ubicada en San Miguel de Tucumán, o el conjunto de estatuas llamado Paz, Justicia, Libertad, Progreso planteadas para el edificio del Congreso Nacional en la ciudad de Buenos Aires y luego ubicadas en la ciudad de San Salvador de Jujuy, o, el conjunto de esculturas realizado para su Monumento Nacional a la Bandera, proyecto ganado por ella y luego abandonado, en la ciudad de Rosario. Además de todo esto también corresponde mencionar el primoroso tintero y portalapicero que realizó para uso de los presidentes argentinos.





14 de noviembre de 2009

Recuerdos literarios

Mi papá era el mecánico de una empresa recolectora de residuos, y sus compañeros de trabajo eran pues, otros mecánicos, los choferes de los camiones y los recolectores. Estos, si alguna vez prestan atención lo verán, llevan detrás del camión, justo en la parte donde se tira la basura, una lona atada a ambos lados del camión que hace de gran bolsa, en ella, van colocando las cosas que la gente tira pero que aún pueden servir, entre esas cosas juntaban libros, no en el romántico sentido que seguramente ustedes están pensando sino para venderlo como papel. 

 No sé con qué artimaña mi padre los convenció y cada vez que juntaban libros se los daban a él. 

 Esta es la razón por la cual en mi casa si se revolvía un poco la biblioteca se encontraba desde el Manifiesto Comunista hasta Otelo, pasando por libros en alemán, inglés, francés e idiomas indescifrables así como Ibsen, recetarios, Sábato, biblias, Hemingway, Freud, libros de medicina y demás tema que se haría imposible enumerar. 

 Yo contaba con cinco años, y había pasado victoriosa mi primera aventura donde, semialfabetizada me entablé en una lucha cuerpo a cuerpo con las letras y me zambullí de cabeza a leer “Mujercitas” de Louisse M. Alcott, así que me animé y me sumergí en el mundo fatal de Horacio Quiroga y leí “Cuentos de la selva”, lo hacía a la noche, cuando me iba a acostar, rápido porque no quería escuchar el: “apagá la luz” en medio de la Gama Ciega. 

 A Quiroga le siguió Jorge Washington Ábalos, con “Shunko” y luego creo que “Chico Carlo” o “Mi planta de naranja lima”, obvio todos bajo la previa selección de mi padre a quien debo el placer por la lectura. 

 Y después de este gula literaria, la escuela. 
Primer grado. 
Teníamos un libro de lectura, ni siquiera recuerdo el nombre, ¡estaba tan emocionada con mi librito forrado con “contac” transparente! Comenzamos a leerlo a medida que nos “enseñaban” a leer. 

Todas las lecturas referían a la misma familia, Mamá, Papá, Ana que era la hija y su hermanito que no tenía nombre hasta casi la mitad del libro que descubrimos que se llamaba Tomás. 

Y comenzaba así: Ana amasa la masa. Papá fuma su pipa. Mamá ama a Ana. 

Claro, el hermanito no podía tener nombre porque era imposible que alguien leyera “Tomás” a esa altura del año. Casi al final del libro decía “la familia se divertía mucho en la piscina” y un compañero leyó: “la familia se divertía mucho en la pileta” Muy bien le dijo la maestra. “Pero no dice pileta”, dije sin ánimos de ofender, “dice piscina.” “Sí, pero como ustedes no saben leer piscina, hagamos de cuenta que dice pileta”. 

E hice de cuenta, total, no era ni pizca de importante que la familia se divirtiera en la pileta/piscina ya que pobre gente, después de amasar la masa, fumar su pipa y mimar a Ana no les pasaba otra cosa. 

 Creo que ese fue el punto donde la literatura se abrió ante mí en dos caminos opuestos, uno, la escuela con Ana y sus papás y otro con Quiroga, con la tortuga gigante, con los montes santiagueños, con yacarés, surubíes y lechiguanas que hacen vasijitas en la tierra para poner su miel… No me transportaba a ningún mundo Ana amasando la masa, ni su papa fumando su pipa, ni siquiera aún, que se diviertan en la piscina. 

Nunca me atreví a decirle a la maestra que en casa leía libros de verdad, porque temía a que me lo prohibieran, por esa extraña razón que solo podíamos leer determinadas palabras. 

 Cuando logré encontrar un punto de contacto entre ambas fue durante la escuela secundaria, las dos literaturas se unieron, no digo en un solo camino, pero al menos eran paralelos. Entró a mi vida la profesora de literatura de primer año, me acuerdo de su nombre, se llamaba Ida Mugno, nos hizo leer “Historia de Luz y Sombra” de Ada María Elflein, era una selección de cuentitos de la época colonial, más tarde “El cantar del mío Cid”, “El Quijote”, me maravillé con “La dama del alba” de Alejandro Cassonas, conocí a Gregorio de Laferrere a través de “Las del Barranco”. Luego tuvo el buen tino de pedirnos con una selección de cuentos para el primer nivel donde ya se colmó mi mundo literato de placer: Ray Bradbury, Borges, Manuel Mujica Lainez, José Martí, Marco Denevi. 

 Así pude ir haciéndome mi perfil de lectora y descubrir que me gustaba la literatura gauchesca, hice mi incursión por el Martín Fierro, por Don Segundo Sombra, caí hipnotizada ante Payró con sus cuentos de “Pago chico” y “El casamiento del Laucha”, descubrí a los “Cuentos fatales” de Lugones, a “La gallina degollada y otros cuentos” de quien fuera mi primera inspiración por esos lares de la literatura, Horacio Quiroga. 

 Entre la escuela y la biblioteca de mi casa donde ya los libros se guardaban en cajas apiladas unas arriba de otras porque no había más lugar donde ponerlos, y la vigilancia extrema que debíamos ejercer sobre mi madre, ya que en sus “limpiezas generales” pasaba dos o tres cajas de libros a su destino original que era la basura, me forme como lectora compulsiva, eso sí, no de gran paladar. 

Debido a la variedad, consumí todo cometiendo el pecado capital de la gula. Lindo y feo, conocido e ignoto, best seller y obras maestras, “Selecciones” y revistas “Humor”. Incluso había un ejemplar de la revista “Hortensia“ También leí lo que no debía. Ya contaba con 14 años y salteaba la restricción de mi papá, con total libertad leía lo que quisiera, recuerdo que a esa edad leí “.............“ (No pongo el nombre para que no hagan lo que yo y vayan a leerlo ahora, cuando sean más grandes se los digo) creo que el estupor me impidió hablar durante semanas, aún así lo terminé. 

 Mis horizontes se fueron ampliando y llegué a “El hombre ilustrado” de Bradbury con el prejuicio que la ciencia ficción no iba a gustarme. Error, me cautivó. 

Descubrí a Benedetti, que por esas cosas raras de la vida en mi biblioteca no había ningún ejemplar de él, a través de una amiga adolescente que me prestó, mientras sucumbía a la picazón de la varicela, “Primavera con una esquina rota” para que se me hagan más amenos los días de calvario. Bajo mi compulsión, apenas dos horas me duró la amenidad. 

 Por eso caminos del azar, llegué a Cortázar, Sábato, Anais Nin, Henry Miller, Isabel Allende, el hallazgo más placentero fueron “Las mil y una noches”, aún hoy no sé como terminó Scherezade de contarle los cuentos al sultán ya que solo tiraron a la basura el primer tomo, así que todavía no leo las 501 noches que me faltan. 

 Mi juventud me obligó a creer en utopías, por lo tanto incursioné – en el muy amplio sentido de la palabra - en política. Me interesé por los pueblo sometidos y la gente marginada, lo que me llevó a Eduardo Galeano, y a toda biografía de aquel que de un modo u otro se opusiera al sistema: Mandela, Guevara, Castro, Gandhi, Evita… Pasada esta etapa revolucionaria, volví a mis descubrimientos: llegué a Kafka, a Bioy Casares, a Sábato, Art, Dolina, a Ana María Shua, Pizarnik, Ocampo, a Vargas Llosa, Pablo Neruda, García Márquez, Humberto Eco, la majestuosa Cristina Bajo. Y de repente me encontré adulta, madre, maestra, en la biblioteca de mi casa, otra casa, otra biblioteca. Leyendo Elsa Bornemann, Silvia Schujer, Andrea Ferrari, Laura Devetach para mis alumnos, para mi hijo. Y sigo y sigo

Taurograma

Silvina siempre soñaba su sueño sola,
somnolienta sus sábanas sacudía,
solitaria sus suspiros susurraba,
sonriendo sus serenatas sentía,
sorprendida sus sonetos silbaba.

 Su sagrada silueta sinuosa,
solitarias sombras salpicaba
sobre su sombría sala.

Saboreaba sus sensaciones,
sana, sincera, sutilmente
sintiendo sutil sosiego.

Serena sabía su ser, salvado sería.

Jazín y Shaita

El príncipe Jazín estaba enamorado de Shaíta, la hija del herrero, pero sus padres, los reyes del Gran Reino Azul le tenían terminantemente prohibido acercase a ella debido a que no era de la nobleza. 

La belleza de Shaíta era tan singular que no solo el príncipe estaba enamorado de ella, casi todo el palacio suspiraba de amor, entre ellos el gran guerrero Fragur. 

Una noche mientras Jazín contemplaba extasiado a Shaíta, se acercó Fragur y al ver sus ojos de enamorado le dijo que él podía ayudarlo a quebrantar la prohibición de sus padres sin que estos se enterasen. El amor que sentía por Shaíta era tanto que, a pesar de tener que desobedecer a sus padres, el príncipe aceptó. 

Fragur lleva al príncipe a las afueras del palacio diciéndole que allí se encontraba Shaíta esperándolo, pero su secreta intención era que el gran Pájaro de Fuego que asolaba de noche el bosque lo atacara y lo matara. 

Tal era la desolación del príncipe cuando descubrió que Shaíta no vendría, que ni siquiera notó que el Gran Pájaro de Fuego estaba junto a él y conmovido por tanta tristeza le contó que Shaíta no era otra que la princesa Carmín del Reino Rojo, que había sido cambiada al momento de nacer por un hada malvada, como prueba de ello, le regaló un oráculo en que se podía ver todo el pasado incluso, el engaño de Fragur. 

El príncipe regreso al palacio, contó la historia a su padre, y éste emocionado autorizó la boda. Una semana después, el único que no estaba alegre era el guerrero Frangur que como castigo a la traición lo habían mandado a cazar cuatrocientos millones trescientos veintiún mil doscientas treinta y dos ranas para el gran banquete que se daría en el palacio celebrando la boda de Jazín y la princesa Carmín.

Inescrupuloso

Pedro se disponía a comerse un suculento huevo frito cuando descubrió la tragedia: la bolsa de las milonguitas estaba vacía. Miró su reloj, apenas faltaban tres minutos para la una del mediodía, si se apuraba llegaría antes de que la panadería cierre y con suerte podría comprar las últimas dos o tres milonguitas que le quedarían a esa hora. Sin pensarlo dos veces, corrió a la calle, atravesó el jardín y ganó la esquina, cuál no sería su sorpresa cuando casi atropella a Don Esteban, su vecino, que salía de su casa con la misma prontitud que él.

No hicieron falta palabras, cada uno en los ojos del otro divisó el objetivo: hacerse de las últimas milonguitas de la panadería, ambos se miraron como dos gallos de riña, compararon fuerzas y sin mediar palabra alguna emprendieron la carrera.

Don Esteban, a pesar de ser mayor que él, tenía un mejor estado atlético e inmediatamente le sacó casi una cuadra de ventaja. Pero Pedro no se desmoralizó, cuando pasó por la puerta de Doña Rosita, entró al jardincito y al grito de guerra de “en un rato se la devuelvo” se montó en la bici y emprendió nuevamente el camino.

Faltaban apenas una cuadra para llegar a destino y ni noticias de Don Esteban, “claro – pensó riéndose por dentro –con la bici le debo haber sacado dos cuadras de ventaja” Cuando al fin llegó a la panadería menuda decepción se llevó, ya había cerrado.

Golpeó la puerta lo más fuerte que pudo y después de un rato salió Chicho, el ayudante del panadero que le dijo que ya no quedaba más pan, pero que Zoraya su esposa, le daría dos o tres para sacarlo del apuro

Se iba Pedro tan contento por haberle ganado a Don Esteban que no se dio cuenta del gigantesco bache que había delante suyo, cayó desparramado, milonguita de sombrero, y estaba aún tratando de reponerse del golpe cuando se acercó Don Esteban a ayudarlo.

- Pobre Pedro, que golpe te has dado, dejame ayudarte, discúlpame que antes salí tan apurado y ni te salude, es que tenía miedo a que cierre la verdulería, me había preparado un churrasquito y no tenía tomates…visto es que a vos te pasó lo mismo pero con la panadería… vení, vení que doy unos pancitos.

Versión libre del cuento " La sentencia" de Wu Ch'eng-en

"Aquella noche, en la hora de la rata, el emperador soñó que había salido de su palacio y que en la oscuridad caminaba por el jardín, bajo los árboles en flor. Algo se arrodilló a sus pies y le pidió amparo.
El emperador accedió; el suplicante dijo que era un dragón y que los astros le habían revelado que al día siguiente, antes de la caída de la noche, Wei Cheng, ministro del emperador, le cortaría la cabeza.
En el sueño, el emperador juró protegerlo. A la mañana siguiente el emperador relató su sueño a Wei Cheng, éste reaccionando con estupor dijo:

- Señor Emperador: ¿usted no leyó “La interpretación de los sueños” de Sigmund Freud? Según este libro lo que usted tiene es un serio conflicto con su madre, el dragón la simboliza y su inconsciente me sentencia a mí, que soy su hombre de confianza, a que le corte la cabeza, es decir, que la convenza de dejar de meterse en su matrimonio o la emperatriz se va a ir con el primer samurái que la mire dos veces… Pero yo, Wei Cheng, gran conocedor de la ancestral escuela freudiana, voy a liberarlo de ese problema.

A medida que pasaban los días, la madre del emperador iba retirándose discretamente del palacio, dejó de opinar acerca de la vestimenta de la emperatriz, de cómo cocinaba, incluso ignoró el polvo que se amontonaba en las figuritas de origami que pululaban por el palacio, más aún, se dedicó de lleno al fen shui y solo iba al palacio de cuando en cuando. Una de esas noches el emperador volvió a soñar con el dragón, esta vez se presentaba sin cabeza y le decía:

- ¡Oh mi amado Señor! Juraste protegerme, y no solo lo has cumplido, sino que me has liberado. A tu pies mi cabeza y mi gratitud eterna. - Dicho esto, el dragón abrió sus enormes y fantásticas alas doradas y voló.
Lejos, muy lejos.

Cavilaba el emperador su sueño durante la mañana cuando de pronto vio en la bandeja de la correspondencia un sobre que decía: “Haber perdido mi cabeza hizo que encuentre mi corazón”.

Tomo el sobre y lo abrió, dentro, una pequeña esquela rezaba así: Amado hijo mío: decidí que era hora de tomarme unas vacaciones, en este preciso momento estoy con un mojito cubano en la mano navegando en un crucero de lujo por las costas caribeñas, espero que lo entiendas y que te encuentres muy bien. Tu madre que te adora.

P.D.: Debes buscar otro fiel ministro ya que Wei Cheng se encuentra conmigo. Nos casamos ayer.

21 de septiembre de 2009

Libro Libre


El 21 de SEPTIEMBRE de 2005 fue la PRIMERA gran FUGA de LIBROS en BUENOS AIRES

El movimiento "Libro Libre", creado por la organización mexicana
Letras Voladoras," consiste en liberar (dejar) un libro en lugares
públicos tales como autobuses, parques, cabinas telefónicas, centros
comerciales, transporte público y demás sitios similares." Se
recomienda que escribas en la primera hoja una dedicatoria donde
aclares que el libro pertenece al movimiento "Libro Libre", que está
para quien lo encuentre y así mismo debe volver a ser liberado luego
de su lectura. También se sugiere que escribas tu dirección de correo
electrónico como único medio de reconocimiento "buscando con esto
crear a futuro un extenso grupo de lectura comentada."


Seamos partícipes y testigos del fenómeno que puede generar una
acción, un gesto.  Muchos de nosotros tenemos uno o varios libros a
los que cada tanto volvemos para consultar o releer.  Pero también
tenemos libros que nos dejaron una huella, un mensaje claro
incorporado, que ya es parte de nuestro ser.  
Y es este último tipo de libro el que sugerimos dejar "Libre" en un espacio público 
este 21 de Septiembre  
(en Argentina día del estudiante, de la primavera, de la regeneración) 
o cualquier otro día para que sea encontrado por alguien quien tal vez
deje de ser quien es después de leerlo.

 
"Libro Libre es un movimiento apoyado por escritores, editoriales y
artistas, entre muchas otras personas. No recibe patrocinios
gubernamentales, ni tampoco depende de ninguna institución: es un
movimiento de gente para la gente. Encontrarse con un libro puede ser
cuestión de suerte, pero encontrarnos con la lectura no debe depender
exclusivamente del azar."



29 de agosto de 2009

Lavado de manos

Cuando nos olvidamos de lavarnos las manos...

 En nuestras manos normalmente portamos millones de microbios que, si bien la mayoría son inofensivos, hacen que sean las manos la principal vía de transmisión de varios agentes infecciosos, particularmente en los niños de edad escolar. 

 El lavado de manos es la manera más efectiva y económica para prevenir la diseminación de ciertos microorganismos productores de enfermedades como diarreas, impétigo, herpes, conjuntivitis, catarros, gripes,meningitis, infecciones de heridas etc. Sin embargo, este simple procedimiento tiene muy baja adherencia en la población general. 

 Cuando nos olvidamos de lavarnos las manos o no lo hacemos adecuadamente, podemos diseminar gérmenes a otras personas o contagiarnos al tocar nuestros ojos, boca, nariz o lastimaduras. También podemos adquirir gérmenes al tocar objetos contaminados durante nuestra actividad diaria. 

 Sin embargo, aunque permanentemente adquirimos y diseminamos gérmenes, existe una solución a nuestro alcance. El lavado de manos reduce drásticamente la posibilidad de adquirir y diseminar enfermedades, reduciendo indirectamente el ausentismo laboral y escolar.

Este procedimiento de higiene también evita la transmisión de gérmenes que han adquirido la capacidad de ser resistentes a los antibióticos, siendo éste un problema a escala mundial. 

Cuando nos olvidamos de lavarnos las manos o no lo hacemos porque estamos apurados, no sólo perjudicamos nuestra salud. También facilitamos que los gérmenes enfermen a otras personas. Por eso, lavate las manos siempre. Con ese acto tan simple, contribuí a mantener tu salud y la de los demás.




Cuando los médicos no sabían que había que lavarse las manos...

La importancia del lavado de manos en la Medicina ha sido identificada hace más de 700 años. Esta práctica, sin embargo, no fue ampliamente aceptada al principio de la historia de la Medicina.

En un comienzo, el lavado de manos fue asociado a ceremonias religiosas y mágicas. Más tarde, los baños públicos se convirtieron en una actividad social, y recién en el siglo XIX se vinculó con la antisepsis y la higiene.

Oliver Wendell Holmes, un médico que residió en Boston (Estados Unidos), fue el primero en proponer el lavado de manos como medida para prevenir la sepsis puerperal. Esta infección afectaba a las parturientas y producía la muerte de más del 25% de las mujeres que parían sus bebés en hospitales.

Pero, en realidad, fue Ignaz Phuillip Semmelweis, quien en 1847 introdujo el lavado de manos en la práctica del parto. Este doctor determinó que las epidemias de sepsis puerperal en el Hospital de Maternidad de Viena estaban relacionadas con la contaminación de las pacientes parturientas por las manos de los estudiantes de medicina que habían estado en contacto con materiales de autopsias y que no se lavaban las manos al ir de una sala a la otra.

Como los estudiantes de Medicina acudían a las salas de parto luego de sus clases de disección, Semmelweis ordenó a los doctores y estudiantes que lavaran sus manos con soluciones cloradas antes de examinar cualquier mujer que fuese a dar a luz.

A partir del momento en que se adoptó esta medida, las tasas de mortalidad disminuyeron a menos de un 1%. Si bien los resultados eran incuestionables, sus observaciones no fueron bien recibidas por la comunidad médica de ese entonces. Irónicamente, Semmelweis falleció en 1865 por sepsis puerperal..


10 de agosto de 2009

Selección de Poesías de María Elena Walsh



El reino del revés






Me dijeron que en el Reino del Revés
nada el pájaro y vuela el pez,
que los gatos no hacen miau y dicen yes
porque estudian mucho inglés.

Me dijeron que en el Reino del Revés
nadie baila con los pies,
que un ladrón es vigilante y otro es juez
y que dos y dos son tres.



Me dijeron que en el Reino del Revés
cabe un oso en una nuez,
que usan barbas y bigotes los bebés
y que un año dura un mes.

Me dijeron que en el Reino del Revés
hay un perro pekinés
que se cae para arriba y una vez
no pudo bajar después.

Me dijeron que en el Reino del Revés
un señor llamado Andrés
tiene 1.530 chimpancés
que si miras no los ves.

Me dijeron que en el Reino del Revés
una araña y un ciempiés
van montados al palacio del marqués
en caballos de ajedrez.

Vamos a ver cómo es
el Reino del Revés.


Manuelita

Manuelita vivía en Pehuajó
pero un día se marchó.

Nadie supo bien por qué
a París ella se fue
un poquito caminando
y otro poquitito a pie.

Manuelita, Manuelita,
Manuelita dónde vas
con tu traje de malaquita
y tu paso tan audaz.

Manuelita una vez se enamoró
de un tortugo que pasó.
Dijo: ¿Qué podré yo hacer? Vieja no me va a querer,
en Europa y con paciencia me podrán embellecer.

En la tintorería de París
la pintaron con barniz.
La plancharon en francés
del derecho y del revés.
Le pusieron peluquita
y botines en los pies.

Tantos años tardó en cruzar el mar
que allí se volvió a arrugar
y por eso regresó vieja como se marchó
a buscar a su tortugo que la espera en Pehuajó



La vaca estudiosa

Había una vez una vaca
en la Quebrada de Humahuaca.

Como era muy vieja,
muy vieja, estaba sorda de una oreja.

Y a pesar de que ya era abuela
un día quiso ir a la escuela.

Se puso unos zapatos rojos,
guantes de tul y un par de anteojos.

La vio la maestra asustada
y dijo: - Estas equivocada.

Y la vaca le respondió:
¿Por qué no puedo estudiar yo?

La vaca, vestida de blanco,
se acomodó en el primer banco.

Los chicos tirábamos tiza
y nos moríamos de risa.

La gente se fue muy curiosa
a ver a la vaca estudiosa.

La gente llegaba en camiones,
en bicicletas y en aviones.

Y como el bochinche aumentaba
en la escuela nadie estudiaba.

La vaca, de pie en un rincón,
rumiaba sola la lección.

Un día toditos los chicos
se convirtieron en borricos.

Y en ese lugar de Humahuacala
única sabia fue la vaca.


La familia Polillal


La polilla come lana
de la noche a la mañana.

Muerde, come, come, muerde
lana roja, lana verde.

Sentadita en el ropero
con su plato y su babero,

come lana de color
con cuchillo y tenedor.

Sus hijitos comilones
tienen cuna de botones.

Su marido don Polillo
balconea en un bolsillo.

De repente se avecina
la señora Naftalina.

Muy oronda la verán,
toda envuelta en celofán.

La familia polillal
la espía por un ojal,

y le apunta con la aguja
a la Naftalina bruja.

Pero don Polillo ordena:
--No la maten, me da pena;

vamosnos a otros roperos
a llenarlos de agujeros.

Y se van todos de viaje
con muchísimo equipaje:

las hilachas de una blusa
y un paquete de pelusa.


El país de Nomeacuerdo

En el país de Nomeacuerdo
doy tres pasitos y me pierdo.
Un pasito para aquí,
no recuerdo si lo di.
Un pasito para allá,
¡Hay que miedo que me da!
Un pasito para atrás,
y no doy ninguno mas.
Porque ya, ya me olvidé
donde puse el otro pie.




Canción de tomar el té

Estamos invitados a tomar el té,
la tetera es de porcelana
pero no se ve,
yo no se por qué.

La leche tiene frío 
y la abrigaré, 
le pondré un sobretodo mío 
largo hasta los pies, 
yo no sé por qué.

Cuidado cuando beban, 
se les va a caer 
la nariz dentro de la taza 
y eso no está bien, 
yo no sé por qué.

Detrás de una tostada 
se escondió la miel, 
la manteca muy enojada 
la retó en inglés, 
yo no sé por qué.

Mañana se lo llevan preso 
a un coronel 
por pinchar a la mermelada 
con un alfiler, 
yo no sé por qué.

Parece que el azúcar 
siempre negra fue 
y de un susto se puso blanca 
tal como la ven, 
yo no sé por qué.

Un plato timorato 
se casó anteayer, 
a su esposa la cafetera 
la trata de usted, 
yo no sé por qué.

Los pobres coladores 
tienen mucha sed 
porque el agua se les escapa
cada dos por tres, 
yo no sé por qué.



Canción de la Vacuna

Había una vez un bru, 
un brujito que en Gulubú 
a toda la población 
embrujaba sin ton ni son.

Pero un día llegó el Doctorrrr 
manejando un cuatrimotorrrr 
¿Y saben lo que pasó?
¿No? 

Todas las brujerías 
del brujito de Gulubú 
se curaron con la vacú 
con la vacuna 
luna luna lu.

La vaca de Gulubú 
no podía decir ni mu. 
El brujito la embrujó 
y la vaca se enmudeció.

Pero entonces llegó el Doctorrrr
manejando un cuatrimotorrrr 
¿Y saben lo que pasó?
¿No? 

Todas las brujerías 
del brujito de Gulubú 
se curaron con la vacú 
con la vacuna 
luna luna lu.

Los chicos eran todos muy bu, 
burros todos en Gulubú. 
Se olvidaban la lección 
o sufrían de sarampión. 

Pero un día llegó el Doctorrrr 
manejando un cuatrimotorrrr 
¿Y saben lo que pasó? 
¿No? 

Todas las brujerías 
del brujito de Gulubú 
se curaron con la vacú 
con la vacuna 
luna luna lu.

Ha sido el brujito el u, 
uno y único en Gulubú 
que lloró, pateó y mordió 
cuando el médico lo pinchó.

Y después se marchó el Doctorrrr 
manejando un cuatrimotorrrr 
¿Y saben lo que pasó?
¿No? 

Todas las brujerías 
del brujito de Gulubú 
se curaron con la vacú
con la vacuna 
luna luna lu.



La calle del gato que pesca

Peligroso es
andar por la ca
la calle del ga
del gato que pes
que pesca y después
se esconde y escapa pa pa pa.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventani.
A la gente que
pasa distraí
el gato bandi 
con caña y anzue
les pesca el sombre
sombrero y el moño ño ño ño.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.
El gato francés
con tanto sombre
nadie sabe qué 
qué hace después,
y el asunto es
es que se disfraza za za za.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.
Pero el gato un dí
salió disfraza
con gorra de la
de la policí
disfrazado así
dio una caminata ta ta ta.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.
Así disfraza
oyó la denun
cia de un transeú
contra un gato ma
porque le ha roba
robado el bonete te te te.

Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.
El gato no pue
decirle soy yo
confundido no
tiene más reme
que llevarse pre
preso al calabozo zo zo zo.
Lo ves o no lo ves al gato que pes
allí, allí sentado en su ventaní.



La pájara Pinta

Yo soy la Pájara Pinta,
viuda del Pájaro Pintón.
Mi marido era muy alegre
y un cazador me lo mató
con una escopetita verde
el día de San Borombón.

Una bala le mató el canto
-y era tan linda su canción-,
la segunda le mató el vuelo,
y la tercera el corazón.

Ay ay la escopetita verde,
ay ay mi marido Pintón.
Si al oírme se ponen tristes
a todos les pido perdón.
Ya no puedo cantar alegre
ni sentadita en el limón
como antes cuando con el pico
cortaba la rama y la flor.

Yo soy la Pájara Pinta,
si alguien pregunta dónde estoy
le dirán que me vieron sola
y sentadita en un rincón
llorando de melancolía
por culpa de aquel cazador.

Al que mata a los pajarillos
le brotará en el corazón
una bala de hielo negro
y un remolino de dolor.
Ay ay la escopetita verde,
ay ay mi marido Pintón.




La reina Batata

Estaba la Reina Batata 
sentada en un plato de plata,
el cocinero la miró 
y la reina se abatató.

La reina temblaba de miedo, 
el cocinero con el dedo, 
que no que sí, que sí que no... 
de malhumor la amenazó.

Pensaba la Reina Batata: 
"Ahora me pincha y me mata" 
y el cocinero murmuró: 
"Con ésta sí me quedo yo". 

La reina vio por el rabillo 
que estaba afilando el cuchillo 
y tanto tanto se asustó 
que rodó al suelo y se escondió.

Entonces llegó de la plaza 
la nena menor de la casa, 
cuando buscaba su yoyó 
en un rincón la descubrió. 

La nena en un trono de lata 
la puso a la Reina Batata 
colita verde le brotó...
(a la Reina Batata, a la nena, no)
Y esta canción se terminó.




Marcha de Osías

Osías el Osito en mameluco
paseaba por la calle Chacabuco
mirando las vidrieras de reojo 
sin alcancía pero con antojo.

Por fin se decidió y en un bazar 
todo esto y mucho más quiso comprar. 
Quiero tiempo pero tiempo no apurado, 
tiempo de jugar que es el mejor. 

Por favor, me lo da suelto 
y no enjaulado adentro de un despertador.
Quiero un río con catorce pececitos 
y un jardín sin guardia y sin ladrón. 

También quiero para cuando este solito 
un poco de conversación. 

Quiero cuentos, historietas y novelas 
pero no las que andan a botón. 
Yo las quiero de la mano 
de una abuela que me las lea en camisón.

Quiero todo lo que guardan los espejos 
y una flor adentro de un raviol
y también una galera con conejos 
y una pelota que haga gol.



Twist del Mono Liso

¿Saben saben lo que hizo
el famoso Mono Liso?
A la orilla de una zanja
cazó viva una naranja.

¡Qué coraje, qué valor!
Aunque se olvidó el cuchillo
en el dulce de membrillo
la cazó con tenedor.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

A la hora de la cena
la naranja le dio pena,
fue tan bueno el Mono Liso
que de postre no la quiso.

El valiente cazador
ordenó a su comitiva
que se la guardaran viva
en el refrigerador.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

Mono Liso en la cocina
con una paciencia china
la domaba día a día,
la naranja no aprendía.

Mono Liso con rigor
al fin la empujó un poquito
y dio su primer pasito
la naranja sin error.

La naranja, Mono Liso,
la mostraba por el piso,
otras veces, de visita,
la llevaba en su jaulita.

Pero un día entró un ladrón,
se imaginan lo que hizo,
el valiente Mono Liso dijo:
"Ay, qué papelón".

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

A la corte del Rey Momo
fue a quejarse por el robo,
mentiroso, el rey promete
que la tiene el gran bonete.

Porque sí, con frenesí
de repente dice el mono:
"Allí está detrás del trono
la naranja que perdí".

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

Y la reina sin permiso
del valiente Mono Liso
escondió en una sopera
la naranja paseandera

Mono Liso la salvó
pero a fuerza de tapioca
la naranja estaba loca
y este cuento se acabó.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.

La naranja se pasea
de la sala al comedor.
No me tires con cuchillo
tírame con tenedor.







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